lunes, 22 de diciembre de 2014

Toma posesión de Monseñor César Franco de la diócesis de Segovia

Homilía en el inicio del ministerio episcopal de Monseñor César Franco en Segovia

«Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades»

Deseo que mis primeras palabras como obispo de Segovia sean las del salmo que hemos proclamado. Al iniciar mi ministerio en esta santa Iglesia de Dios, expresan mis sentimientos de alabanza a Dios y recogen admirablemente el espíritu de la liturgia del cuarto domingo de Adviento. Ante la cercana Navidad, cantamos la misericordia y fidelidad del Señor, que cumple las promesas hechas a David de darle una casa y un linaje que dure eternamente. El linaje prometido a David es el Hijo del Altísimo anunciado a María, cuyo Reino durará para siempre. En verdad, Dios es fiel y misericordioso. La sucesión apostólica que hoy tiene lugar en esta Diócesis de Segovia es un signo vivo de la misericordia y fidelidad de Dios, desposado eternamente con su pueblo, a quien otorga pastores que sean iconos de Cristo y colaboren a la extensión de su Reino en este mundo. Cantemos, pues, y anunciemos la fidelidad de Dios en esta santa liturgia de alabanza y en medio del mundo. Esta es la misión de la Iglesia.

martes, 9 de diciembre de 2014

Mensaje de Adviento del Obispo de Madrid, D. Carlos Osoro

Dios viene y se interesa por nosotros

Con motivo del inicio del tiempo litúrgico del Adviento, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, ha hecho pública una carta en la que explica que éste es “un tiempo litúrgico a través del cual la Iglesia, invita a tomar conciencia de una verdad de la que siempre estamos necesitados los hombres: saber que no estamos solos, que hay alguien que nos acompaña y se acerca a nosotros. Tú, que lo sabes, comparte este ‘oasis’ que tienes con los desiertos poblados del lugar donde habitas. Es verdad que esta cercanía de Dios a nuestra vida, y con ese interés que lo hace, requiere una respuesta que ha de traducirse en un modo de vivir. Y es que ese interés de Dios por nosotros, que se acerca a nuestras vidas, es como un llamamiento saludable, que no es de una vez para siempre, es todos los días, semana tras semana, mes tras mes, toda nuestra vida. Precisamente por esto quiero acercarme a vosotros, para deciros con fuerza: ¡despertad! Dios viene. Dios no se queda a distancia, no se queda en el cielo, tiene un interés muy especial por nosotros, por la historia que vivimos y estamos haciendo”.
 
“Dios viene y se interesa por nosotros”, no “porque saque algún provecho de ello”, sino “porque nos ama sin más. No necesita de nosotros. Somos nosotros los que necesitamos de Él. Sin su cercanía, no sabemos lo más importante: que hemos salido de sus manos por un acto puro de amor y generosidad”. “Compartamos esto con los hombres, exhorta, no nos refugiemos como Noé en el arca para librarnos del diluvio; tenemos que ser audaces, y en la barca de Pedro, que es la Iglesia, que tiene que atravesar a veces tempestades, atravesar el mar de la historia con una confianza absoluta y una esperanza sin límites en Jesucristo. La cercanía del Señor a nuestra vida nos da aliento, seguridad, confianza, audacia, valentía, fortaleza. Por su cercanía a nuestra vida, sabemos del título más grande que poseemos: ‘hijos de Dios’ y ‘hermanos de todos los hombres’. ¡Qué milagro acontece en la historia y en nuestra vida personal y colectiva cuando vivimos ejerciendo esos títulos! En su cercanía, y al calor de su amor, somos capaces de construir el mundo que yo llamo del ‘sueño de Dios’, y que puso en nuestras manos, para que estuviera siempre lleno de justicia, de amor y de paz. Y todo ello, porque hemos salido de sus manos con el diseño que hizo de nuestra vida: hacernos a su imagen y semejanza. Nos ha dejado libres para vivir, pero desea librarnos del mal y de la muerte, de todo aquello que impida el desarrollo auténtico del ser humano que se hace solamente en el amor de Dios, que es donde se alcanza la auténtica felicidad”.
 
“Dios viene y se interesa por nosotros, asegura. Llevemos la alegría de esta noticia a todos los hombres. El compromiso que todos los cristianos debiéramos asumir en este tiempo de Adviento es llevar la alegría de quien nos muestra su rostro, y en Él y por Él no dice quién es el hombre, qué tiene que hacer el hombre, cómo debe vivir el hombre para sí y para los demás, siendo para todos esa fotografía viva del Dios único y verdadero que se nos ha revelado en Jesucristo. El gran regalo que necesita toda la humanidad lo podemos hacer nosotros ahora. Conocemos a Dios, sabemos que vino y vendrá, su interés por nosotros es manifiesto. Precisamente por ello, el gran regalo que el ser humano, en todas las latitudes de la tierra, debe hacer a todo los que encuentre en su camino, es comunicar que Dios viene, que tiene un interés manifiesto por nosotros. Nos lo muestra cada vez que celebramos y recordamos la Navidad, que fue la primera venida y revelación del amor e interés que tiene por nosotros. Fue el primer anuncio del Adviento que es presencia, llegada y venida. Nos ha elegido como miembros de la Iglesia, para que sigamos manifestando su presencia, llegada y venida, hasta que Él vuelva por segunda vez, y definitivamente. Nos ha dejado para que entreguemos esta noticia y digamos con fuerza a los hombres: ¡no estáis solos! ¡tenéis un proyecto de vida! ¡tenéis un proyecto no teórico! El Señor os ha dado su vida. Mostrad su rostro y su amor a los hombres, sed la alegría del Adviento, es decir, presencia, llegada y venida de Dios, hasta que Él vuelva. Hacedlo con la alegría de una esperanza fundada, siendo transparencia de esa alegría liberadora de Dios”.