«APÓSTOLES PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN» es el tema de la carta Pastoral del Emmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio Mª Rouco Varela, Cardenal Arzobispo de Madrid nos ha enviado en el Día Nacional del Apostolado Seglar y de la Acción Católica
Queridos hermanos y hermanas en el Señor:
En la celebración de la solemnidad de Pentecostés de este año deseo recordar la experiencia del Espíritu Santo que vivimos en el agosto pasado en Madrid, durante la celebración de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud. Allí, una inmensa multitud de jóvenes se reunió junto al Papa, con sus obispos, sacerdotes y educadores, para celebrar la presencia gozosa del Señor resucitado. Esta magna convocatoria fue, al mismo tiempo, un vivo testimonio de la universalidad y de la vitalidad de la Iglesia. Por la gracia del Espíritu Santo, el Evangelio se sigue proponiendo a cada generación como la única respuesta verdadera y plena a los grandes interrogantes de la humanidad, que, especialmente en el periodo de la juventud, se presentan con especial urgencia. Con la ayuda de las catequesis de los obispos, de las celebraciones eucarísticas, de la fiesta del perdón, de la participación en los actos culturales y los luminosos mensajes que nos dejó el Santo Padre, la presencia del Señor se hizo especialmente visible en nuestra Archidiócesis. Aquellos días todos pudieron ver con sus propios ojos la belleza de ser cristiano. Por eso, la JMJ 2011 supuso también una llamada a comunicar esta vida y a transmitir este gozo a todos los hombres. Resuenan aún muy vivamente las palabras que el Papa dirigió a los jóvenes en la homilía de la Eucaristía de clausura en el aeródromo de Cuatro Vientos: «No os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe». Las Jornadas Mundiales de la Juventud son un claro exponente del nuevo ardor, de los nuevos métodos y del nuevo lenguaje con los que el Beato Juan Pablo II, iniciador de las mismas, definía los rasgos de la nueva evangelización.
En mi alocución del inicio del presente curso pastoral (21 de septiembre de 2011) señalé como una de las necesidades que nacían de la experiencia vivida, la de «alentar y promover el espíritu y el compromiso apostólico y misionero». El acontecimiento de Pentecostés, que hoy celebramos, nos da la clave para llevar a cabo este envío misionero. Es la fuerza del Espíritu Santo, derramado en nuestros corazones, la que nos mueve a ser testigos valientes del Evangelio en medio de una sociedad necesitada, en estos dolorosos tiempos de crisis, de un verdadero aliento de fe, esperanza y caridad.
Nos disponemos a comenzar en nuestra Archidiócesis un nuevo proyecto pastoral marcado por la “Misión Madrid”, que nos ayudará a dar otro impulso misionero en continuidad con lo ya hecho en los años previos a la JMJ 2011. Con motivo del Día del Apostolado Seglar y de la Acción Católica hemos de poner nuestra mirada en la importancia que el apostolado asociado tiene en la tarea de la nueva evangelización. La Acción Católica y las demás asociaciones de apostolado seglar, unidas en un solo cuerpo, tanto en las parroquias como en los distintos sectores de la vida social, son un testimonio elocuente muy valioso de la comunión eclesial, y de la eficacia en el anuncio del Evangelio. Gracias a la labor asociada de los seglares se hace visible la comunión con los obispos y sacerdotes en un mismo empeño evangelizador. Esta comunión es imprescindible para que los hombres puedan conocer el amor de Dios que nos ha sido dado por Jesucristo con el Don del Espíritu Santo. Al mismo tiempo nos permite realizar más eficazmente acciones que, de otro modo, serían imposibles. La misma organización de la Jornada Mundial de la Juventud ha sido un testimonio magnífico de ello.
En este día, Solemnidad de Pentecostés, hago de nuevo una llamada a todos los fieles de la Iglesia que peregrina en Madrid a que valoréis el apostolado asociado como un camino esencial para unir fuerzas en este impulso misionero y os animo a que, participando en la Acción Católica y en las diversas asociaciones, según su carisma, colaboréis en la nueva evangelización a la que todos hemos sido convocados por el Señor resucitado.
Que la Virgen María, Nuestra Señora de la Almudena, a la que invocamos como Estrella de la Nueva Evangelización, nos ilumine para que podamos llevar el anuncio de la salvación a todos los hombres con renovado ardor.
Con mi afecto y bendición
D. Antonio Mª Rouco Varela
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