Comentario a la Tercera Estación del via crucis. Texto procedente del via crucis reflexionado por la Madre M. Angélica, P.C.P.A. (fundadora de la ETWN)
V. Te adoramos, Señor y te bendecimos,
R. que por tu santa cruz, redimiste al mundo.
Mi Jesús, me parece, que como Dios, hubieras cargado tu cruz sin vacilación, pero no lo hiciste. Te caiste bajo su peso para enseñarme que entiendes cuando yo caigo. ¿Será el orgullo lo que me hace querer brillar aún en el dolor? Tú no te avergonzaste en caer- en admitir que la cruz era pesada. Hay personas en el mundo que mi orgullo no tolera, ya que espero que todos sean fuertes, mientras yo soy débil. Me avergüenzo admitir un fracaso en cualquier cosa.
Si el Padre permite fracasos en mi vida según Él permitió que Tú cayeras, entonces tengo que saber que hay bien en ese fracaso en que mi mente nunca comprenderá. No puedo concentrarme en los ojos de los demás mientras se fijan en mis caídas. Antes bien, debo extenderme hacia arriba para tocar esa mano invisible y beber de esa fortaleza invisible por siempre a mi lado.
Jesús débil, ayuda a todos los hombres que tanto intentan ser buenos, pero que su naturaleza está constantemente en oposición a que anden derecho bajo el camino estrecho de la vida. Levante sus cabezas para ver la gloria por venir más que en la miseria del momento presente.
Tu amor por mí te dio fortaleza para levantarte de tu caída. Vigile sobre aquellos quienes para el mundo son considerados como siervos inútiles y dales la valentía para ser más interesados en cuanto a cómo están delante de Ti, más que en su prójimo.
Amén.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padrenuestro...
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